ÍTACA, DE NUEVO
Ya fuimos.
Con lo que teníamos —y con lo que nos faltaba.
Aprendimos a fuerza de intentos,
de errores, de belleza encontrada por accidente.
Llegamos y descubrimos que Ítaca no era una meta,
sino una forma de caminar.
Alguien insinúa que podríamos volver.
Y no por nostalgia,
sino porque esta vez —con lo vivido—
el viaje podría saborearse más.
Más experiencia, menos prisa.
Más silencio, menos miedo.
Ya no vamos a descubrir el mundo,
sino a leerlo con nuevos ojos.
Porque Ítaca no se agota.
Está ahí, esperando.
No como un lugar, sino como una posibilidad.
Como una pregunta que cambia
cada vez que la respondes.
Y sí: volver tiene sentido.
Porque hay cosas que solo entiendes a la segunda.
O a la tercera.
O cuando ya ni esperas entender.
Ítaca sigue siendo el viaje.
Y esta vez, quizás, estemos listos.
Jose Manuel Arnaiz
Alcobendas, 29 de junio de 2025
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Itaca (Poema de Konstantino Kavafis)
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.